Me he sentado en la terraza a esperar la primavera. Que te
traiga de vuelta cualquier día de esos que la brisa levanta las faldas y sobran
las chaquetas. Que me aprietes contra tu pecho hasta hacerme daño y me jures
que no vas a volver a hacerlo. Que no vas a dejarme sola en esta ciudad que, a
veces, da tanto miedo. Que no voy a seguir viviendo sin ti el resto de los días
grises que giran y giran mientras a mí se me ha olvidado bailar.
La marmota ha concluido que tendremos una primavera
temprana. Aquí te espero. Conoces el camino. No tardes. Que sin ti esto no es más
que una cruel imitación de la vida.
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