28 de agosto de 2012

Y se besaron



Estás muy callada. En qué piensas?
En Nueva York. Siempre pienso en Nueva York. Tengo una idea! Cierra los ojos y dame tu mano, aprieta la mía fuerte.

No lo notas?
El qué?
Está lloviendo. Hay una tormenta de verano enorme sobre Central Park. No escuchas los truenos?

Él se reía. Ella siempre pensaba en Nueva York. Él siempre se reía.

Míranos. Ahí estamos. Tú y yo. Mojándonos. Descalzos, despeinados, empapados. Felices. Míranos como en un travelling circular.

Él volvió a reírse.

Mi amor, vamos a ir juntos a Nueva York, verdad?
Claro que sí, vamos a ir juntos al fin del mundo.
Eso es imposible.
Por qué?
Porque juntos convertimos los finales en principios.

Y se besaron.

20 de agosto de 2012

Conmigo. Para siempre


La decisión es seguir, aunque duela, aunque siga doliendo el resto de la vida. He esperado todas estas semanas levantarme una mañana, salir a la terraza y comprobar que había llegado el Apocalipsis, que Madrid había sido destruida. Como yo. Cómo era posible que la vida continuara como si nada hubiera pasado? Día tras día, todo seguía en pie. Qué sinsentido!

Qué sinsentido volver allí y que no estés, que no estéis. Qué sinsentido tatuarme un 33 en el pie para sentirte más cerca. Qué sinsentido prometerte ir más a Huerta hace apenas dos meses. Para qué si no voy a encontrarte?

Sin embargo, no duele ni el lugar ni la memoria. Al contrario, atesoro una fortuna en forma de buenos recuerdos y de enseñanzas que me hacen mejor, porque siempre serás la mejor parte de mí, mi Sam Sagaz que se disfrazaba de Gandalf para pasar desapercibido. Duelen los recuerdos futuros de un presente incompleto. Pero presente al fin y al cabo. Presente. Aquí y ahora.

Por eso, anoche decidí que hay que seguir, que la vida sigue girando y le voy a conceder este baile con mucho gusto. Que a ti te gustaría que siguiera bailando, sin parar, cumpliendo sueños. Me queda todo por hacer y, aunque ya no estés, estás.

El Principito me enseñó que un puñado de afortunados tenemos estrellas en el cielo capaces de hacernos reír. Y yo tengo dos. Dos supernovas enormes que me acompañan. Dos tesoros que me enseñaron lo maravilloso que puede ser estar vivo. Mis ángeles. Mis amigos.

Aquí estáis, dentro de mí, lo noto, mi corazón late a ritmo de ska. Por eso, hoy me pongo los zapatos rojos y vuelvo al camino de baldosas amarillas. Y vosotros os venís conmigo. Para siempre. 

19 de agosto de 2012

Odio. En secreto


Ella no se quiere. Nunca se ha querido. Aparentemente, lo tiene todo. Es inteligente, guapa, culta, cariñosa. Pero se odia, en secreto. Se odia con todas sus fuerzas. Sólo es capaz de mirarse, desnuda, en el espejo después de terminar en la cama con cualquiera que le prometa buen sexo. Entonces ve sus ojos encendidos, no de deseo, sino de alegría. Cinco minutos de felicidad tras un orgasmo, o dos. No es tan asquerosa cuando alguien es capaz de tocarla, de meterse dentro de ella. Aunque eyacule y se vaya.

11 de agosto de 2012

Sangre, todavía

Las cosas pequeñas se me hacen mundos. Pisoteo las importantes. Pretendo no verlas. Que así no duelan. Pero ahí están, aplastadas debajo de mis pies diminutos, pegadas a ellos como asquerosas sanguijuelas. Me estoy quedando sin sangre. Me gusta ir desangrándome. Porque todavía estoy viva.

9 de agosto de 2012

Qué hacer


No sé qué hacer con este abismo, con el socavón que se me ha abierto justo encima del estómago. Un agujero negro que atrae hacia su nada un millón de recuerdos futuros, que ya nunca estarán completos. Soy una mujer amputada. Ni siquiera tengo 30. Y quizá si me arranco los ojos de niña deje de sufrir. 

6 de agosto de 2012

No hay respuesta

Cuántos días hace que te fuiste? Cuánto me queda de vivir sin ti? Por qué? Por qué tú? Quién lo decidió? Quién es ese maldito hijo de puta que firmó tu partida? Por qué me cuesta tanto sonreír? Por qué es todo tan extraño? Por qué el mundo no se ha paralizado? Acaso es normal que sin ti todo esto siga girando? Que funcionen los coches y los cajeros automáticos? Que salga el sol cada mañana sin pararse siquiera a pensar que aquí abajo todo es oscuro? Dónde nos encontraremos de nuevo? Eres tú a quien veo cuando miro al cielo? Has conseguido encontrarle? Estáis juntos? Os habéis abrazado ya? No os olvidéis de mí. Descubriré la manera de volver a veros. Cuidaos mucho, por favor. Cuidadme mucho. Cuidadnos mucho.

5 de agosto de 2012

Quema-dos


Vuelvo a la cama y te encuentro. Dormido. Desnudo. Tu piel enredada entre las sábanas y el sol que quema justo en tus muslos. Envidia. Me quito la ropa de manera atropellada. Me tumbo. Lío más la madeja. Enredo mis dedos en tus manos, mis rodilla entre tus piernas, mi cuello en tus clavículas, mi aliento en tu mejilla, mi susurro en tu oído. Abre los ojos y mírame. Vamos a bajar las persianas. No necesitamos el sol. Vamos a quemarnos. Tú y yo. 

4 de agosto de 2012

Nuncas. O para siempres


Quiero escribir, pero me han robado las palabras. Tampoco lloro mucho. Lo justo. Cuando cierro los ojos, me concentro en la suavidad de tu melena enredada entre mis dedos y, de pronto, soy consciente de que algún día se me perderá entre nuevas caricias que, sin embargo, jamás podrán sustituirte. No es echar de menos. Es algo más. Es que la distancia ya no se mide en kilómetros, se mide en nuncas. O en para siempres.