20 de enero de 2013

Sin salir de la cama


Y qué si hoy es uno de esos días en los que me como la ansiedad royendo el esmalte de uñas, manchándome los dientes de rojo lucifer. A motitas. Y a la mierda la sonrisa y la pureza.

Y qué si me da por hacer una pila con los libros de Richard Yates y abrirlos uno por uno, como una autómata que descifra en el mapa del tesoro el secreto de la infelicidad.

Y qué si ya tengo 30 años y soy demasiado mayor para casi todo y demasiado joven para todo lo demás. Me da igual. Qué apatía.

Y qué si lo único que me importa es volar. Contigo. Sin salir de la cama.

9 de enero de 2013

Y nos entenderemos


Búscame cuando ya no tenga nada que decirte. Cuando me haya quedado muda y sólo tenga caricias que te hablen. Cuando las palabras no se conviertan en un laberinto siniestro del que es imposible escapar. Cuando no me hagan trampas laístas, loístas, leístas y hasta laicistas. Cuando no titubee intentando regalarte una metáfora ñoña y absurda, como yo. Cuando las eses de niña bien no resuenen en tu cabeza horas después de haberte marchado. Cuando no me sienta incapaz de ser graciosa, ágil, y me atragante.

Cuando no tenga nada que decirte, sólo quedarán nuestras lenguas. Y nos entenderemos. 

3 de enero de 2013

Tan rara

Padre dormitando aferrado al mando a distancia. Un partido de baloncesto en el televisor. El volumen demasiado alto. Atrona ru(t)ina.

En los auriculares suena la voz de Nacho Vegas, dice que habla solo, que bebe té. Y yo hablo con él. Le digo que no hay guerra más cruel que la de uno contra uno mismo. Justo allí, cerca del cielo.

La perra se tumba en la puerta donde está la jaula de la coneja. Espera que salga. No quiere comérsela. Sólo demostrar quién manda. Me suena. Es la ru(t)ina de esta España tan rara.