19 de agosto de 2012

Odio. En secreto


Ella no se quiere. Nunca se ha querido. Aparentemente, lo tiene todo. Es inteligente, guapa, culta, cariñosa. Pero se odia, en secreto. Se odia con todas sus fuerzas. Sólo es capaz de mirarse, desnuda, en el espejo después de terminar en la cama con cualquiera que le prometa buen sexo. Entonces ve sus ojos encendidos, no de deseo, sino de alegría. Cinco minutos de felicidad tras un orgasmo, o dos. No es tan asquerosa cuando alguien es capaz de tocarla, de meterse dentro de ella. Aunque eyacule y se vaya.

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