15 de marzo de 2011

Culpable

Mi asesinato no fue un asesinato cualquiera. Esperé durante años a que sucediera, encerrado entre cuatro paredes que cada día me ahogaban un poquito más. No fui víctima de un atraco ni de un ataque terrorista, no. Incluso me dio tiempo a hacer el amor con mi novia y a tomar una pizza de atún y cebolla antes de morir, sabiendo que iba a ser la última vez, que un rato después una docena de personas se reunirían para verme agonizar, por fin. El tipo que me mató nunca fue encarcelado, ni siquiera acusado. Después de pincharme, se fue tranquilamente a tomar una cerveza, como cada día después del trabajo. Yo, por mi parte, pasé a engrosar la lista de hombres vencidos por una palabra: culpable.

1 comentario:

  1. Hola,bello blog,preciosas entradas,si te gusta la palabra elegida, la poesía, te invito al mio,será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buena tarde, besos cómplices...

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