8 de septiembre de 2012

(In)destructibles



Te busqué todo un verano. El que me había propuesto que fuese el más feliz de mi vida. Qué ilusa.

Habían cambiado tantas cosas últimamente. Ya sabes, me corté el pelo muchísimo. El símbolo de haber terminado con todo aquello que me hacía daño. Sansón a la inversa. Siempre me gustó hacer las cosas justo al revés de lo que se espera.  

Y allí estaba, en pantalón corto y camiseta de tirantes blanca. Mirando el móvil. Buscando tu nombre. Bloqueando el teléfono. Dejándolo boca abajo encima de la mesa. Volviéndolo a coger. Mirando nuestras fotos. Escuchando esa canción una y otra vez. Esperando(te) en un bucle al que no quería, o no podía, poner fin.

Pasó julio. Y agosto. La niña que vive en mí estaba convencida de que volverías en septiembre. Pero aquí no hay nadie. Ya no hay nada. Ni siquiera hace calor.

Puede que jamás me reconcilie con el verano. 

3 comentarios:

  1. Siempre te quedara la primavera. Que bonito escribes!

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  2. tal cual. primero odié el invierno porque el frío era como el lado vacío de una cama. pero luego llegó el calor... y contra ese no abrigo ni mantas. vaya mierda de verano, eh? escribes de putisima madre, no sé porqué he tardado tanto tiempo en encontrarte (y el caso es que me suenas de algo).
    saludos.

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  3. Todos queremos que nos encuentren. ¿Te suena?

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