5 de abril de 2011

‘Saber perder’, realidad viva

Cuando David Trueba recibió el Premio Nacional de la Crítica, el jurado destacó que “no es sólo un cineasta que además escribe”. Doy fe. La novela por la que mereció este galardón, ‘Saber perder’, es un paseo por esas cotidianeidades, aparentemente sin importancia, que, sin embargo, conforman la maravillosa aventura de vivir.

El escritor nos presenta, con una gran sencillez estilística, el retrato de cuatro supervivientes, cuyas vidas están entrelazadas. Son Sylvia, una joven de su tiempo, de nuestro tiempo, de 16 años, esa etapa de la vida en la que nos chocamos con un muro, el de darnos cuenta de que hay algo que no es como nos han contado, la edad adulta deja de ser un sueño idealizado para convertirse en la cruda realidad; su padre, Lorenzo, un hombre separado que intenta reponerse de sus fracasos sentimentales y laborales; su abuelo, Leandro, que busca desesperadamente un clavo ardiendo al que agarrarse cuando todo su mundo se derrumba o, dicho de otro modo, cuando llega la vejez más demoledora; y Ariel, un futbolista argentino, que poco o nada tiene que ver con los jugadores al uso, que llega a nuestro país, con su pierna izquierda como único reclamo.

Los cuatro, sus relaciones, sus anhelos, sus sueños y sus fracasos, repletos de matices, consiguen removernos cuando nos vemos reflejados en lo que un día fuimos, en los que somos ahora, en lo que seremos. Porque todos ellos se colarán en nuestro corazón, gracias a su cercanía, a su realidad, a su verdad, recordándonos que a lo único que estamos expuestos es al devenir de nuestras vidas, que el idealismo nos sirve para hacer nuestra existencia más sencilla. Pero, al final, debemos pisar tierra firme, porque, nos guste o no, la perfección no existe (sería tan aburrido si así fuera). Entonces, como el dolor tiene que llegar, al menos que no nos encuentre desentrenados. Saber perder es eso, no?

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