Ya no quiero nada. Ni tus lágrimas absurdas. Ni tus te
quieros. Ni que me mentes una vez más a la rosa de El Principito. Ni tus
manos. Ni tus versos. Ni tu labia. Ni tu sexo, no es tan bueno. Ya no quiero
nada. Ni tus dolores de estómago. Ni mis vómitos. Ni tus traumas infantiles. Ni a tu madre. Ni a tu perro. Ya no quiero nada. Ni tu Peter Pan. Ni mi Campanilla. Ni tu Miguelito Dávila. Ni mi Luli
Gigante. Ni nuestro camino de los ingleses, no lleva a ninguna parte. Ya no
quiero nada. Ni tus libros de Bukowski. Ni tus putas canciones de Los Planetas. Ni tu
ego. Ni tus historias de los 90 que no comprendo, yo era una niña y tú un niñato. Ya no
quiero nada. Ya no (te) quiero nada.
30 de septiembre de 2012
22 de septiembre de 2012
Envejeceríamos juntos
Pensaba que envejeceríamos juntos, que siempre estarías ahí,
como el lunar que tengo en el meñique de la mano izquierda. A veces no me doy
cuenta de que existe, otras lo toco y sonrío. Como la caja repleta de cartas
recibidas durante la adolescencia que se llena de polvo en el armario de casa
de mis padres. En ocasiones, saco una al azar y me muero de risa, una risa que
siempre da paso a la reflexión. Como mi oso amarillo, que no hace ruido, pero
siempre está dispuesto a que lo llene de rímel cuando las noches se hacen
largas, hace frío y me da por llorar. Como los álbumes de fotos antiguas que me
recuerdan la que fui un día.
19 de septiembre de 2012
Cómo te llamabas tú?
—Si te pregunto una cosa me matas?
—No sé, prueba…
—El caso es que no recuerdo tu nombre.
—No me mires así, por favor. Ayer había bebido demasiado. Lo
siento.
—De verdad, qué importa un nombre? Me acuerdo de muchas otras
cosas.
—Sí? De qué?
—Recuerdo que te tapaste la cara con vergüenza después de
besarte. Recuerdo tu timidez al quitarte la ropa. Recuerdo que te transformaste
en otra cuando te pedí que te tocaras para mí. Recuerdo sentirte muy niña
cuando te adormilaste encima de mi pecho. Recuerdo cómo se iba tranquilizando
tu respiración. Recuerdo que esta mañana cuando he abierto los ojos me he
enamorado de ti.
—No me dices nada?
—Y tú?
—Yo qué?
—Cómo te llamabas tú?
15 de septiembre de 2012
No son tú
Lo cierto es que no puedo evitar comparar. Es injusto, lo sé.
Pero, alguien me lo dijo, nunca encontraré a nadie como tú. Y te busco. Y
contrasto. Y todos pierden. A veces tengo la sensación de que los odio. Sólo
porque no son tú.
12 de septiembre de 2012
Palabras
Me he cansado de jugar con las palabras. Son impuras e
infieles. Han probado el sabor de tantas lenguas, se han deslizado por tantos
dedos. A veces dulces, otras amargas. Siempre tramposas. Como putas de lujo que
mueren en un punto y resucitan en la boca.
8 de septiembre de 2012
(In)destructibles
Te busqué todo un verano. El que me había propuesto que
fuese el más feliz de mi vida. Qué ilusa.
Habían cambiado tantas cosas últimamente. Ya sabes, me corté
el pelo muchísimo. El símbolo de haber terminado con todo aquello que me hacía
daño. Sansón a la inversa. Siempre me gustó hacer las cosas justo al revés de
lo que se espera.
Y allí estaba, en pantalón corto y camiseta de tirantes
blanca. Mirando el móvil. Buscando tu nombre. Bloqueando el teléfono. Dejándolo
boca abajo encima de la mesa. Volviéndolo a coger. Mirando nuestras fotos. Escuchando
esa canción una y otra vez. Esperando(te) en un bucle al que no quería, o no
podía, poner fin.
Pasó julio. Y agosto. La niña que vive en mí estaba
convencida de que volverías en septiembre. Pero aquí no hay nadie. Ya no hay
nada. Ni siquiera hace calor.
Puede que jamás me reconcilie con el verano.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)