Todavía me recuerdo entre tus brazos. Aquel primer día, en
una habitación rosa llena de peluches, que invitaba a cualquier cosa menos al
placer. Tan niña a tu lado, mirándote con admiración como si estuvieras por encima del
bien y del mal. Como un dios. Mi dios. Ibas a hacerme el amor después de suplicártelo
durante semanas. Me sentía tan fea. Tan torpe. Como una virgen. Me agarraste
por los codos, casi con violencia, y me pusiste delante del espejo. Me
obligaste a mirarme sabiendo que odiaba mi cuerpo desnudo, las cunetas sombrías
de mis curvas empeñadas en hablar de amor. Y me vi. Me vi a través de tus ojos.
Me vi por primera vez en mi vida.
Y Dios me hizo mujer.
Hola Pilar una imagen muy sugerente para tus letras, al final Dios te hizo mujer...
ResponderEliminarque tengas una feliz semana.
saludos.