Vuelve a ser martes. Y yo vuelvo a querer volar. Volar hacia
atrás en el tiempo. Volver al periódico y volver a tener un motivo para que den
rápido las nueve de la noche. Montarme en el coche. Parar en la calle Ferraz.
Que Anika haya estado contigo en el parque. Y volver a contarte que ya no me
gusta mi trabajo, que estoy de bajón y que no me quedo, que
me voy a casa, que si acaso me tomo un agua rápido. Y meterme en la cama. Y que
dos horas después, o tres o cuatro, suene el telefonillo. Y que te quedes a
dormir en ese sofá tan incómodo. Que deje de ser martes y el miércoles amanezca
teniéndote cerca. Preparar un colacao con mucho azúcar y un té con leche de
soja. Y hasta el martes que viene.
Pero vuelve a ser martes. Y ya no vuelvo al periódico. Tengo
un sofá pijo y enorme, pero ni un duro para comprar azúcar. Y hasta el martes que
viene.
A mí los martes también me traen recuerdos.
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