Hueles a limpio. A canela. A ropa blanca recién tendida al
sol. A tierra mojada. A Valdecastillo cuando volvía a casa de la abuela rodeada
de vacas, al atardecer. Hueles a infancia. A mi perfume favorito que dejó de
fabricarse. A las especias del zoco de Marrakesch. A Anika cuando era una bebé.
Hueles a ternura. A sábanas blancas, mojadas. A nuca sudada. A pelo revuelto. A
látex. Hueles a sexo. A café. A la orilla del mar en Coney Island. A tarta de
manzana. A Navidad. Hueles a hogar.
Mi hogar.
Mi hogar.
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