3 de marzo de 2014

A propósito de 'Rouge' II

Siempre he pensado que desde el mismo momento en el que compartes tu obra con otra persona, ésta deja de pertenecerte y el significado de la misma, los sentimiento que encierra, será diferente según quien la lea. Antes de publicar 'Rouge', me gustaba y me aterraba a partes iguales la idea de qué captarían los otros cuando leyeran mis versos. A veces, todavía creo que deberían haberse quedado en mi habitación, como un secreto entre mi cama y yo, en esa libreta donde antes de dormir apuntaba cosas que me empeñaba en llamar poesía... Sigo sin tener ni idea de qué es la poesía, la verdad. Pero luego lees cosas como ésta que ha escrito Pedro Rubio y sientes que eres tú. Y desnudarte y servirte en bandeja ha merecido la pena.


Copio y pego: 

"me corro de amor
Hola Pilar, felicidades. 'Rouge' es un libro precioso, en su formato, en sus detalles, en su edición. No tengo ningún otro libro de la colección, pero me ha parecido preciosa la presentación y muy acertado el diseño. Traslada desde aquí mis felicitaciones a los que hacen posible que libros pequeños tengan tanta grandeza. Ya se sabe que en estos tiempos tan digitalizados cualquier iniciativa de este tipo es digna de aplauso. Toda una aventura la de quienes miran por la cultura sin mirar el dinero, sin atender a los mercados, sin más pretensión que la de dejar estos pequeños regalos llenos de amor. 
Antes de meterme en mis humildes impresiones sobre 'Rouge', he de contarte la triste agonía de este libro lleno de carmín corrido hasta caer en mis manos. Ya conoces esa parte de las presentaciones a las que no asistí, de las preguntas de dónde lo podía adquirir... Siguiendo tu consejo, los compré online, pero al carecer de tarjeta de crédito tuve que esperar a que llegara de Oporto la persona que me hace este tipo de compras. Eso hizo que no pudiera encargarlo hasta el martes de la semana pasada. Pues bien, el jueves de esa misma semana (día de la entrega), tuvo lugar una "espectacular" redada policial a nivel nacional en el mundo del oro que acabó con el cierre temporal de algunos talleres y tiendas, entre ellas la tienda de quien había puesto su tarjeta y dirección de recogida. Así que la chica en cuestión se puso en contacto con Amargord para el intento de cambio de dirección, pero allí le comunicaron que ya se había producido la entrega. 'Rouge', sin quererlo, estaba detenido, precintado, en el buzón confiscado por la policía judicial. Me temía lo peor, que lo hubieran metido en esas sacas que se llevaron rumbo a Valencia (de sus juzgados salieron las órdenes de registro) y que acabara junto al dinero, oro, plata y demás metales que a modo de pruebas judiciales confiscaron los señores agentes. Pero no, al no caber físicamente en el buzón (compré dos), el mensajero se lo entregó al portero de la lujosa finca del barrio Salamanca donde tuvo lugar la redada. 'Rouge' no llegó nunca a estar en las manos de los justicieros. 
Tras este extraño periplo, al fin, este pasado jueves 'Rouge' cayó en mis manos y qué menos que en su y en tu honor le dedicara el mejor de los ambientes para ser leído, para ser disfrutado. Tras una cena copiosa, me preparé un gintónic y, porro de maría en mano, con mi gatita entre las piernas, me dispuse por fin a perderme entre los renglones torcidos de 'Rouge'... Si te cuento todo esto es porque creo que como anécdota es al menos curiosa y, sobre todo, para explicarte mi retraso en hacerte llegar mis impresiones. Impresiones que supongo no distan de las críticas (buenas) que te habrán ido llegando. 
Como lector no he podido dejar de ver un grito, que a veces se convertía en un gemido y otras acababa en un susurro. Es un poemario lleno de verdad, de tu verdad, como los buenos poemas. No terminé nunca de entender los poemas difusos, aquellos que hablan de las cosas ajenas al ser, para eso están los cuentos. Ese grito del que te hablo no es un grito de auxilio, al menos yo no lo percibo así, lo interpreto más bien como un "aquí estoy yo", pero no cayendo en la vanidad de los que creen que el yo es protagonista, sino más bien "esta soy yo". 
Me encanta "ese diálogo" del que habla el prologuista con tus referentes, me parece que le da empaque y lo hace en ocasiones hasta el punto de ser aclarativo para entender lo que sientes, lo que has sentido, lo que quieres decir y lo que quieres que entendamos, y esto me parece muy novedoso (puede que no sea todo lo lector que quisiera y quizá haya letras así en otros libros que yo no conozca). 
Sexo, sexo y más sexo. He de reconocer que leyéndote he tenido una ambigua sensación. Por una parte, soy un lector arbitrario. Sé de ti antes de este libro y, aunque la imagen que tengo de ti (mi íntima imagen de ti), me predispone antes tus letras, no he parado de pensar quién es esa chica triste que se agarra a la vida en una bóxer, que se siente cargada a los 30 (... ya verás a los 40...), que mira con asco las indicaciones de quienes la obligan (obligaban) a copiar dictados de once a nueve... 
Al leer 'Rouge' tengo ante mí a una Pilar que parece que lo llena todo, vacíos y reboses, con carne, a una Pilar que follando mata al mundo que no quiere. He leído, visto y conocido gente que se escondía en el sexo, pero Pilar no trata en 'Rouge' de contarnos que se esconde en el sexo, es una Pilar que se desahoga en el sexo, en un sexo fuerte, porno, un sexo para iniciados. Iniciados porque no todos saben que en el sexo un moratón puede ser una oda al amor. Y aunque hay soledad en algunos párrafos, uno tiene la impresión de que Pilar no se está quejando, de que esa soledad no le es tan incómoda, como si supiera que es una consecuencia más que un castigo. Intentaré ponerme en el lenguaje 'Rouge' para decirte que es un libro que moja, que empalma, que te folla... Follar porque es cojonudo, porque al follar uno se descubre egoísta sin sentirse mal, porque se puede ser guarro sin sentirse sucio, porque en 'Rouge' uno ve a una mujer que ya ni siquiera trata de ser feminista, lo ha superado. Con su forma de follar desprecia, entierra la guerra de los sexos, no trata de explicar nada, sólo actúa, no mide las consecuencias de sus impulsos, no nos vende un porqué. Folla y no le importa nada más. Y eso, que ha sido tan masculino, aquí directamente no se vende como un canto a la nueva mujer, aquí todo es... "rouge". 
Así que no puedo más que felicitarte, por tu libro, por tus gemidos, por tu rabia, por tu inconformismo, por ese órdago que sólo los más valientes hacen al desnudarse de esa manera tan brutal, por la carencia de mojigaterías que desbordan los poemas que me llegan y que olvido al instante. 
Sí, señor, pedazo de libro. 
Beso".   

Gracias, Pedro.  

28 de febrero de 2014

A propósito de 'Rouge' I

Esta reflexión en torno a 'Rouge' llegó a mi correo electrónico hace unos días y, después de pedir permiso a su autor, Alexis Diaz Garduño, he decidido compartirla con vosotros, porque hay cosas que no deben quedarse en la oscuridad de una pantalla de ordenador, sino que deben ver la luz, deben gritar. 



Así pues, a mí sólo me queda copiar y pegar: 


"Buenas Pilar, siento la tardanza en mandarte este mail pero esta semana he estado a tope y quería buscar el momento preciso para escribirte. Pues bueno, me presento como admirador ‘Believer’ de tu libro. Rouge ha sido un antes y un después en mí, te soy totalmente sincero. Quizás sea por el momento de cambios en el que estoy ahora o bien haya sido la chispa que ha detonado todos estos cambios, pero sabes que algo te ha marcado cuando te crea la duda y te plantea una reflexión que puede hacer desmoronar todo tu mundo, y esto lo has conseguido con Rouge. Ya te digo, quizás sea por el momento o el libro lo haya generado, pero gracias. 

A todo esto soy un chico, de 22 añitos, de Santa Coloma, la periferia de Barcelona, que por twitter acabo en tu perfil gracias a un retweet de blackie books y cuando leí esa descripción en la que ponía que considerabas el porno poesía, sabía que había algo de especial en ti. Y fue a raíz de cotillear tu perfil y ver uno de tus poemas cuando me obsesione por el libro y tuve que pedirlo a Madrid, ya sabes parte de la historia... Y bueno... creo que la parte que viene luego no se puede explicar la verdad. Tuve que releerlo para darme cuenta de que había penetrado en mí. Aparte de todo lo que te comente, de esa sensibilidad y esa belleza en las cosas más salvajes, duras o sucias, me encantaba tu manera de contar la historia, de no caer en los tópicos y con un vocabulario y una forma 'vulgar' puedes describir esa realidad que hace que se te mueva algo dentro de ti. Creo que comparo tu manera de escribir con las canciones de amor de Damien Rice, es lo que es, la pura realidad. Podría estar horas comentado algún que otro poema pero... no acabaría este mail, enserio, cada punto y final marcaba un directo a mi cabeza. Gracias a ti también he vuelto a creer en la palabra, en la literatura, el poder de la escritura y a Ray Loriga. Estoy buscando 'Héroes' encarecidamente. Así que el gracias del principio se queda muy corto.

Por otra parte, esta obsesión, llevo al debate. Ese fin de semana tenía amigos en casa para comer y cenar y la sobremesa dejo paso a recitar poemas y debatir sobre ellos, un rollo el club de los poetas muertos la verdad jajajajaja y bueno... creo que me preocupó que me dijeran que era un libro muy derrotista o con un enfoque muy femenino, pero tengo que confesarte que les encanto la verdad. Tu libro ha sido una de esas piezas que guardas en tu cajón personal y en cierta medida tengo pendiente hacer algo con él, se lo debo. Yo soy diseñador gráfico y siempre tengo proyectos en mente y realmente quiero dedicarle uno a tu libro. 
Realmente, si lo hago, será por mí, te debo una a ti y a tu libro. Supongo que soy un entusiasta por creer que esto que me ha pasado a mi tiene o debe pasarle a más gente. Así que me encantaría hacer algo con tu libro que pudiera ir a más, tiene mucho potencial!

En fin Pilar, soy Alexis, un fan incondicional de Rouge, que espera tu próximo libro con muchas ganas :)

Un saludo con mucho cariño desde Barcelona,

Alexis."

Gracias, Alexis.  

4 de febrero de 2013

Cederle el paso a la muerte


Todavía hay carreteras. Curvas. Señales de peligro. Prohibido adelantar.

Stop.

Lugares que han perdido el alma, como una estación de servicio con la cisterna rota.  Y, a veces, hay que cambiar una rueda en los arcenes. Y hace frío y supuran las grietas. Lugares que están vivos, aunque se desangren, todavía palpitan. Caminos secundarios por desiertos de asfalto que sudan alquitrán. Y hay que esquivar a una zorra moribunda que nadie se ha parado a socorrer. Instinto de no cederle el paso a la muerte. 

3 de febrero de 2013

Una cruel imitación de la vida


Me he sentado en la terraza a esperar la primavera. Que te traiga de vuelta cualquier día de esos que la brisa levanta las faldas y sobran las chaquetas. Que me aprietes contra tu pecho hasta hacerme daño y me jures que no vas a volver a hacerlo. Que no vas a dejarme sola en esta ciudad que, a veces, da tanto miedo. Que no voy a seguir viviendo sin ti el resto de los días grises que giran y giran mientras a mí se me ha olvidado bailar.

La marmota ha concluido que tendremos una primavera temprana. Aquí te espero. Conoces el camino. No tardes. Que sin ti esto no es más que una cruel imitación de la vida. 

20 de enero de 2013

Sin salir de la cama


Y qué si hoy es uno de esos días en los que me como la ansiedad royendo el esmalte de uñas, manchándome los dientes de rojo lucifer. A motitas. Y a la mierda la sonrisa y la pureza.

Y qué si me da por hacer una pila con los libros de Richard Yates y abrirlos uno por uno, como una autómata que descifra en el mapa del tesoro el secreto de la infelicidad.

Y qué si ya tengo 30 años y soy demasiado mayor para casi todo y demasiado joven para todo lo demás. Me da igual. Qué apatía.

Y qué si lo único que me importa es volar. Contigo. Sin salir de la cama.

9 de enero de 2013

Y nos entenderemos


Búscame cuando ya no tenga nada que decirte. Cuando me haya quedado muda y sólo tenga caricias que te hablen. Cuando las palabras no se conviertan en un laberinto siniestro del que es imposible escapar. Cuando no me hagan trampas laístas, loístas, leístas y hasta laicistas. Cuando no titubee intentando regalarte una metáfora ñoña y absurda, como yo. Cuando las eses de niña bien no resuenen en tu cabeza horas después de haberte marchado. Cuando no me sienta incapaz de ser graciosa, ágil, y me atragante.

Cuando no tenga nada que decirte, sólo quedarán nuestras lenguas. Y nos entenderemos. 

3 de enero de 2013

Tan rara

Padre dormitando aferrado al mando a distancia. Un partido de baloncesto en el televisor. El volumen demasiado alto. Atrona ru(t)ina.

En los auriculares suena la voz de Nacho Vegas, dice que habla solo, que bebe té. Y yo hablo con él. Le digo que no hay guerra más cruel que la de uno contra uno mismo. Justo allí, cerca del cielo.

La perra se tumba en la puerta donde está la jaula de la coneja. Espera que salga. No quiere comérsela. Sólo demostrar quién manda. Me suena. Es la ru(t)ina de esta España tan rara.

27 de diciembre de 2012

2012, cuando pasó todo


Creo recordar que comencé el año escuchando una y otra vez esa canción de Iván Ferreiro, la que está en mi lista ‘Días tristes’ de Spotify. “De este año que no fue ese año que esperábamos tener”… Y no, 2012 tampoco ha sido el año que esperaba tener. De hecho, en 2012 he aprendido que la vida no es más que una sucesión de hechos inesperados, una sorpresa, a veces envenenada. Doy gracias, estoy viva. Que un día puedes estar arriba del todo y al siguiente haberte dado un golpe tan fuerte que te ha partido el alma. Y viceversa. 2012, el año que pasó todo.

Recuerdo que los primeros meses lloraba mucho. Hay manchas de rímel en mi almohada que no he conseguido quitar. Me gusta que estén ahí, recordándome dónde no quiero estar, quién no quiero ser. Me releí una tras otra todas las novelas de Richard Yates, buscándome, encontrándome en April Wheeler, en las hermanas Grimmes, lamentándome, sin ponerle remedio, de que mi vida también estuviera irremediablemente vacía. Y en vez de hallar consuelo, me desconsolaba más. Pobrecita niña incomprendida. No sé en qué momento salí del bucle, pero garabatear lo que sentía en una libreta que siempre estaba al lado de la cama me ayudó. Ahora releo esos trazos trasnochados en algunos recitales de poesía sin saber muy bien qué demonios hago allí. Simple instinto quizá.

Y escapé de Revolutionary Road con zapatos rojos de tacón, porque el cine me ha enseñado que la felicidad no tiene suelo de moqueta, sino baldosas amarillas. Y que, a veces, basta con hacer chas chas o con enviar por impulso un mensaje a alguien para que todo vaya bien. Improvisar. Dejarse llevar por la intuición. Improvisar. Improvisar. Improvisación, eso pone en mi nevera. Besos improvisados que crean nuevas vidas inesperadas, y mejores. 2012, el año en que las noches se hicieron reversibles y los domingos se volvieron astrománticos.

Daría cualquier cosa porque mi balance de este año acabara así “2012, el año en que las noches se hicieron reversibles y los domingos se volvieron astrománticos”. Es bonito, pero no puedo terminar así, no puedo obviar, ni quiero, que este año me he despedido de una de las personas más especiales que he tenido, y tendré, en mi vida. También de golpe y sin avisar, como llegó lo bueno, con una llamada de teléfono que jamás se me había pasado por la cabeza recibir, con una llamada de teléfono que me recordó demasiado a otra llamada de teléfono que recibí tres años antes. La injusticia se repetía, dejándome un socavón donde antes tenía el estómago. Le echo de menos, cada día, a pesar de llevarle dentro, hoy y siempre. Su voz inconfundible, su ilusión, sus tremendas ganas de vivir. El más amigo de sus amigos. El mejor. El único. Ladis. Decir su nombre es decirlo todo. Ladis. Y no sé si hay otra vida ni si existen los ángeles de la guarda, pero si es así, me los pido a los dos para que me acompañen en el camino, porque aunque ya no estén, están, porque cuando se me acelera el corazón no es que esté nerviosa, es que se han puesto a bailar ska, porque aunque a veces vuelva a resquebrajárseme el alma… Soy feliz, por fin.

Porque 2012 me ha traído la felicidad haciendo mis noches reversibles y volviendo los domingos astrománticos. Porque, pese a todo, puedo acabar mi balance del año así. 

25 de diciembre de 2012

Sex(t)o sentido


Despierto con ansia cansada o con cansancio ansioso. No lo sé. Tampoco me importa. Y te busco en mi cama que se ha convertido en un solar de sábanas blancas . Estoy empapada (en sudor). Y, desnuda, frágil, pequeña, suave, rosa, olisqueo mi alrededor sin abrir los ojos, dejándome llevar por la intuición. Y esnifo lo que queda de ti en mí, en mí, en mi almohada. En las puntas de mis dedos que me llevo a la boca. Amargor. Olor. Sabor. Fuego con juego. Juego conmigo. No necesito un sex(t)o sentido para correrme.

27 de noviembre de 2012

Cicatrizan versos


Y hoy venzo a las olas de frío haciendo surf sobre la piel de tu espalda. Hoy llega la navidad y yo pido sueños de abril en primavera. Hoy, en el solar de mi cama, se ha construido un búnker que no deja traspasar las balas que hieren de soledad. Hoy la nostalgia se me cura en el olor de tus rizos, justo ahí donde se esconde mi infancia. Hoy sólo me masturbo pensando en mí y en ti, en ti en mí. Hoy se cierran las heridas y cicatrizan versos.